Cuando menos, es más.
La realidad aumentada es esa técnica que nos permite transformar un entorno real, generalmente añadiéndole cosas, a través de un dispositivo tecnológico. De esta manera unificamos lo real y lo imaginario. Nos basamos en una imagen de un entorno real y colocamos el elemento “creado” en ella. Ya son muchos los que han buscado oportunidades de negocio: Ikea que usa la realidad aumentada para ayudarnos a hacernos a la idea sobre qué tal nos quedaría ese sofá que tanto nos gusta en nuestro salón.
La realidad disminuida, sin embargo, aprovecha la tecnología para eliminar elementos de una imagen, nos permite hacer desaparecer virtualmente un objeto de la escena, a través de un dispositivo tecnológico en tiempo real.
En resumen, donde la realidad aumentada suma, la realidad disminuida resta.
La técnica que fue por primera vez nombrada como realidad disminuida en 2001 por Steve Mann, basa sus resultados en esconder el objeto deseado a través de múltiples planos tomados de una misma escena.
¿Qué aplicaciones puede tener la realidad disminuida?
Los primeros en sumarse a la tecnología de la realidad disminuida fueron los fabricantes de móviles, añadiendo esta característica a sus dispositivos para conseguir una calidad de fotografía y edición optima en una misma herramienta.
Si bien a raíz de esa idea de edición de fotografías, han surgido herramientas y plataformas como TouchRetouch, una app que nos permite retocar nuestras imágenes quitando elementos que sobran, las aplicaciones que puede llegar a tener esta tecnología aún son muchas y desconocidas. Esta nueva posibilidad de interactuar con la realidad abre un nuevo mundo de posibilidades para el marketing y la publicidad.
Y a ti, ¿se te ocurre alguna aplicación para esta nueva tecnología?